lunes, diciembre 14, 2009

¿Quién es nuestra audiencia?, Ruben Luengas (Méx-EU)

El periodista Rubén Luengas, periodista de Telemundo, presente en la segunda jornada del V Encuentro Internacional de Periodistas que llevo a cabo dentro del marco de la Feria Internacional de Libro en Guadalajara (FIL 2009) quien acompañado de James Brenier, exhortó a los presentes - en su mayoría estudiantes de periodismo y comunicación - la importancia de leer para ejercer dicho oficio, la etica en el campo periodístico y sobre todo conocer y darle la oportunidad de otra información a nuestros lectores y audiencias, crear público y salir de los estandares de los noticieros domésticos. Ahí mismo, al inicio de su ponencia el periodista presentó el video, en aquella polémica entrevista que él realizó al ex presidente de México, Vicente Fox Quezada, en la cual el ex mandatario abandonó el studio debido a las preguntas que lanzó Rubén sobre el irregular crecimiento de su rancho durante su sexenio y la polémica toallas de Los Pinos.

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Las redes sociales viables para sustituir a las agencias informativas: Jon Lee Anderson


Las redes sociales en internet sí pueden llegar a sustituir a las agencias noticiosas, pero el papel del periodista será todavía más difícil pues muchas de las fuentes que se manejan en el intercambio a través de Facebook o Tiwitter no son comprobables, ni quienes ponen los contenidos en la red tienen “la experiencia de contar o analizar lo que vieron”, dijo Jon Lee Anderson, periodista del New Yorker (Estados Unidos) en la segunda jornada del V Encuentro Internacional de Periodistas que se realizó el viernes 4 de diciembre en el marco de la Feria Internacional del Libro en Guadalajara 2009.
El ponente estadounidense considero que sin embargo el ciudadano común que utiliza las redes sociales es un poderoso instrumento de comunicación, ya que en muchos de los casos representa el testigo presencial de un hecho que luego describe no solo a través de la escritura, sino utilizando los medios que tenga a su alcance, como audio o video.
En la conferencia “Perfilando el poder: investigar y narrar, los retos del periodismo en latino América”, Jon Lee Anderson, estuvo acompañado de Javier Solorzano (México) y de Julio Villanueva Chang (Perú), reunió a un buen número de estudiantes, académicos, lectores del periodistas norte americano y trabajadores de los medios de comunicación. Para mucho de los presentes fue la más suculenta dentro del quinto encuentro de periodistas. En esta mesa, los tres profesionales penetraron en temas muy concretos de la labor cotidiana y su relación con la objetividad en el resultado final o presentación de su noticia, así como en la evaluación para saber que datos sensibles del entrevistado publicar, además de la relación con las fuentes informativas y las prohibiciones en cuanto a dichas fuentes.
“La objetividad es la máxima, la utopía la bandera nuestra. Por supuesto yo intento ser lo más objetivo posible, la mayoría del tiempo, pero hay circunstancias en las que uno tiene que incidir en la realidad. La realidad se te impone, y si no reaccionas como ser humano, estás perdido”, afirmó Anderson a pregunta de los asistentes, en donde algunos que tuvieron la oportunidad de cuestionarle dudas sobre las barreras de la labor periodística, conocían la prestigiosa trayectoria del periodista invitado, quien radica en la ciudad de Los Ángeles, California.
Lee Anderson, reafirmó que a la hora de escribir, uno de los pocos ángulos en los que ejerce la censura es cuando se trata de datos íntimos de los entrevistados, ya que le parece una cuestión burda que incluso podría resultar contraproducente para el efecto mayor que se busca con una nota bien documentada.
Recordó que “el deber es para con el público”, ya que cada vez es más común que la simpatía entre periodista y entrevistado también sea un elemento que influya en la objetividad y en el resultado final del trabajo periodístico.
Los ponentes y los asistentes, debatieron en la buscar cómo se debe retratar con justicia y sin sesgo de parcialidad personajes que por su propia naturaleza pública generan opiniones encontradas, como el caso de Hugo Chávez –presidente de Venezuela -, el subcomandante Marcos –líder del Ejército Zapatista de Liberación Nacional -, Fidel Castro, - ex presidente de Cuba-, entre muchos otros casos.
El periodista del New Yorker, es reconocido por crónicas biográficas que ha realizado a diversas figuras, además de las anteriormente descritas, muchos de sus trabajos han sido el perfil de Augusto Pinochet, Gabriel García Márquez, el rey Juan Carlos y Adolf Hitler.
Dijo que la intuición es una herramienta útil para conocer a quienes protagonizan la información porque, por ejemplo, a los villanos la corrupción “se les ve en los ojos”, pero advirtió que un buen periodista no debe quedarse solo con la intuición sino que está obligado a investigar a fondo para evitar equivocaciones.
Por su parte Julio Villanueva Chang, director de la revista Etiqueta Negra, recordó que en alguna ocasión un colega suyo encontró una carpeta, en una librería de viejo, con fotografías poco conocidas de Adolf Hitler y en donde se apreciaba al líder nazi abriendo un regalo o cargando, como un amoroso tío a la hija de su ministro de propaganda, Joseph Goebbels. En ese sentido un estudiante de periodismo preguntó, el ¿cómo se debe de integrar este tipo de informaciones a la hora de trabajar un perfil periodístico? Y ¿qué tanto puede alterar el punto de vista sobre determinados personajes?
Para Jon Lee, la respuesta esta “en un trabajo profesional que “intente” la objetividad y tome en cuenta los diversos factores y situaciones que rodean a las personas de las cuales se escribe o habla”.
En ese sentido, a manera de conclusión, aterrizando las reflexiones y anécdotas contadas en dicha mesa, la tarea del cronista, más que narrar, se debe de reflexionar en como un perfil o una crónica puede describir a una sociedad y situación social en general, utilizando para ello las nueva herramientas informativas, como son las redes sociales y el multimedia.

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Los discursos del odio en la radio de Los Ángeles

Javier Irrivaren, investigador del Centro de Estudios Chicanos de la Universidad de la Ciudad de Los Ángeles, nos habló de "El uso de la radio por grupo conservadores de Estados Unidos", un tema que me pareció sumamente interesante y que influye de alguna manera en el esteriotipo de los hispanos que radican en el oeste de Estados Unidos. Ya que señaló como desde hondas herzianas se trata de persuadir a los radioescuchas, con "discursos del odio", en contra de la población migrante que radica principalmente en la capital de California, lo que ha provocado una división tanto de raza y clases sociales dentro de esa ciudad, que la segunda metropolí con más mexicanos después del Distrito Federal. La caracteristica de estos discursos del odio, hecho principalmente por tres programas radiales, es la información falseada, metaforas deshumanizante, argumentaciones carentes de peso, uso de la retorica y lenguaje sumamente agresivo, contra grupos vulnerables, lo que es sumamente peligroso para la buena convivencia entra una sociedad pluricultural.

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domingo, diciembre 13, 2009

25 años de principios


Editorial de La Jornada del 19 de septiembre de 2009
Hoy hace 25 años salió a la circulación la primera edición de La Jornada, como expresión de un proyecto para dar visibilidad informativa a los amplios sectores de la sociedad mexicana que, en la penúltima década del siglo pasado, desmentían la imagen de país unánime, armonioso y prácticamente exento de conflictos sociales y políticos que presentaba el discurso oficial y que se repetía, sin cambios, en el conjunto de medios sometidos al poder público.
La convocatoria a la construcción del periódico había suscitado, meses antes, adhesiones de esos mismos sectores necesitados de espacio y de tribuna: organizaciones sociales independientes, corrientes políticas con representación deficiente o nula en las instituciones, mujeres, estudiantes, asalariados, grupos campesinos, escritores, artistas, académicos y científicos, entre otros, se sumaron a la propuesta, la enriquecieron, se convirtieron en sus accionistas, en sus promotores, en sus benefactores, en sus autores y, por supuesto, en sus lectores. El ejemplo más entrañable de ese viento propicio con que surgió nuestro periódico fue la donación, por parte de los artistas plásticos encabezados por Rufino Tamayo y Francisco Toledo, de importantes obras; muchas de ellas fueron vendidas para obtener parte de la liquidez que se requería para el lanzamiento y la operación del diario; muchas otras permanecen como parte de la pinacoteca de La Jornada.
A pesar de la buena respuesta que cosechó el anuncio de nuestro proyecto, muchos dudaban que La Jornada pudiera mantenerse en circulación durante un año, y ciertamente no les faltaban elementos para tal escepticismo: el control de los medios por parte del aparato de las presidencias priístas era férreo y aplastante y se había mostrado capaz, en años anteriores, de aniquilar, cooptar o desvirtuar a medios con orientación independiente y crítica. Con todo, el diario no sólo ha sido capaz de conmemorar su primer aniversario sino que ha conseguido festejar el décimo, el vigésimo y, ahora, el vigésimo quinto.
Una de las claves más importantes de esta supervivencia, que sorprende incluso a quienes participan en la elaboración del diario, se encuentra en la fidelidad del equipo editorial a los principios fundacionales del periódico; otra es la credibilidad que La Jornada se ha labrado en amplios sectores de la sociedad; una tercera explicación, cuyo enunciado mismo resulta exasperante, es que este periódico sigue siendo necesario por la persistencia y el empeoramiento de rezagos políticos, económicos y sociales que ya estaban presentes en el México de los años 80 del siglo pasado y que, a un cuarto de siglo de distancia, hacen pensar que las cosas no han cambiado tanto como lo asumen en automático el grupo en el poder y sus productores de discurso.
A pesar de la alternancia de siglas y colores en la Presidencia de la República, la institucionalidad exhibe gravos rasgos de antidemocracia y autoritarismo; la corrupción es hoy más clamorosa, pero no está más acotada; las violaciones a los derechos humanos se han profundizado y multiplicado desde entonces; la brecha social se ha ensanchado en estas décadas y las desigualdades son, hoy, mucho más agudas y lacerantes que en 1984; la soberanía nacional se ha reducido a un tamaño inaceptable; el estado de derecho es una ficción en diversas regiones y circunstancias; la transición a una plena democracia sigue pendiente; lo que queda de propiedad nacional se encuentra bajo amenaza y la vida republicana ha sido allanada en forma ilegítima por poderes fácticos, legales o no, que podrían clausurar en forma irremediable cualquier perspectiva de transformación nacional pacífica, civilizada y apegada a derecho.
Ante la continua producción de víctimas del modelo político-social aún imperante –campesinos sin futuro, asalariados arrojados al desempleo, pequeños y medianos empresarios arruinados, mujeres asesinadas, deudos de Pasta de Conchos, familiares de los niños muertos en la guardería ABC de Hermosillo, ciudadanos ofendidos por las múltiples variantes de la impunidad, por ejemplo–, las autoridades de todos los niveles se comportan omisas, arrogantes e insensibles, y otro tanto suele ocurrir con el conjunto de una masa mediática que parece más interesada en hacerse con tajadas enteras de poder público que en informar; los ofendidos del país son recuperados y utilizados, a lo sumo, como parte de ejercicios de sensacionalismo dictados por la lógica comercial con que operan la mayor parte de los medios impresos y la práctica totalidad de los medios electrónicos privados.
En tales circunstancias, es claro que La Jornada persiste, en primer lugar, porque sigue siendo necesaria: crítica, incómoda y cuestionadora de consensos generados de manera artificial desde el poder político y económico, su existencia sigue siendo un contrapeso casi único a la uniformación de la información, al exceso de poder sin testigos, a la restaurada red de complicidades y encubrimientos que sigue, por desgracia, caracterizando la relación entre las instancias gubernamentales y las grandes corporaciones privadas.
Este primer cuarto de siglo de nuestro periódico es testimonio y logro, por otra parte, de una sociedad que ha acompañado al proyecto informativo y que se ha hecho acompañar por él. Quienes hacemos La Jornada formulamos, en esta fecha, el propósito de mantener nuestra parte de ese compromiso.

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En una reunión de iguales, se anuncia un nuevo diario

El financiamiento provendrá de diversos sectores de la sociedad civil
En una reunión de iguales fue lanzada esta noche la convocatoria pública para la fundación de un diario matutino, mismo que empezará a circular en los próximos meses y cuyo nombre será La Jornada.
En representación de más de setenta periodistas y escritores, Pablo González Casanova, Carlos Payán Velver -director del nuevo diario- y Héctor Aguilar Camín explicaron las razones de esta iniciativa, las características y principios del periódico y la estructura de la sociedad que lo editará.
Después de caracterizar el momento político que vive el país, los oradores del acto, celebrado en el Hotel de México de esta ciudad, señalaron la acusada derechización de los medios informativos a los que, con algunas excepciones, dominan “el conservadurismo ideológico y la estrecha lógica mercantil, cuando no la alianza extranacional”. Dada esa situación, dijeron, es imprescindible un esfuerzo de información y crítica.
Dijo Pablo González Casanova: “No aceptamos el optimismo autoritario ni la esperanza sin pensamiento crítico. La voluntad nacional es necesaria y para ser efectiva tiene que ser lúcida. No aceptamos que con la claridad cunda el desánimo. Eso sólo lo sostienen quienes no quieren claridad”. Carlos Payán sintetizó la “vocación política” de La Jornada
como el ánimo de “estimular la participación de lectores y ciudadanos en favor de causas fundamentales de México”.
El diario se propone, dijo, contribuir a la lucha “por la defensa de la soberanía y la independencia nacional y la solidaridad con las luchas de otros pueblos por hacer realidad esos principios: por el diario ejercicio y el respeto irrestricto a las garantías individuales y sociales que recogen las leyes fundamentales de México; por el compromiso con las necesidades y demandas de los trabajadores del campo y de la ciudad así como de las mayorías marginadas del país: por la democratización de la vida pública, el ensanchamiento de la pluralidad política y el respeto a los derechos legítimos de las diversas minorías, y por la distribución igualitaria de la riqueza socialmente creada y la limitación de privilegios políticos y económicos de toda índole”.
Aguilar Camín explicó la invitación a suscribir títulos de accionistas diciendo que el grupo editor se propone construir “un instrumento de comunicación no subordinado a intereses particulares, sean oficiales o partidarios, ni a las decisiones mercantiles de un puñado de inversionistas”. Se busca, dijo, “una empresa nacida de la sociedad, pagada y financiada con aportaciones de sus individuos, comunidades y asociaciones”.

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Entrevista a Hugo Gutiérrez Vega


¿Cómo se asimila el trabajo periodístico que hacían hace 100 años los Flores Magón, en las páginas de Regeneración, con lo que hoy en día realiza el rotativo La Jornada?
- Somos los descendientes de los Flores Magón. En este momento La Jornada y Proceso son las únicas publicaciones hechas por periodistas, ya sabe usted que la prensa están en manos de los grandes empresarios. Nosotros tenemos otro signo, somos una publicación de izquierda, pero abierta a todas las corrientes del pensamiento y nuestros maestros en muchos aspectos son los Flores Magón, sobre todo Ricardo.
¿En sentido, dónde se ubica ese legado que dejan los Flores Magón en los Jornaleros?
- En darle la voz a las corrientes disidentes que fue lo que hicieron los Flores Magón en su tiempo. La Jornada, le da la voz a los Zapatistas, le da la voz a Andrés Manuel López Obrador y a los movimientos de disidencia del país, da de alguna manera testimonio de la situación socio-política del país, lo que hicieron los Flores Magón en su tiempo.
¿Cree, qué el estilo magonista de hacer periodismo, hoy en día puede resurgir en otro medio además de La Jornada y Proceso?
- Espero, que se pueda dar, espero, no se yo siento que estamos viviendo uno de los momentos más difíciles de la historia del país y que lo que nos puede sacar adelante es un movimiento social que cambie, que cambie radicalmente el modelo de nación, lo acaba de decir el rector de la UNAM, José Narro, que no es precisamente un anarquista, sino que es un hombre de centro, que es necesario refundar la República y recordará usted que los Flores Magón, hablaban también de la refundación de la República.
¿Cómo homenajear a los Flores Magón, ahora que se acerca el centenario de la Revolución Mexicana?
- Leyéndolos y leyendo su biografía, “la aventura” de Baja California, y la firmeza con que defendieron sus ideales y trataron de cambiar la fisonomía del país, es la mejor manera de recordarlos.

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Biografía de Ricardo Flores Magón

Ricardo Flores Magón, (1873-1922), periodista, escritor, doctrinario anarquistay fundador del Partido Liberal, fue uno de los más importantes precursores ideológicos de la Revolución Mexicana.
Continuador de la tradición revolucionaria de la Independencia y la Reforma, lanzó en 1906 un programa político y social que unificó a buena parte de quienes se oponían al régimen de Porfirio Díaz.
Junto a sus hermanos Jesús y Enrique, a Práxedes Guerrero, Juan Sarabia, Librado Rivera, Manuel Sarabia, Anselo L. Figueroa, Gutiérrez de Lara y otros militantes populares, libró una sostenida e indeclinable lucha contra la dictadura porfirista y el imperialismo, llevando a cabo una vehemente prédica revolucionaria a favor de la abolición de la propiedad privada, la socialización de las riquezas del país y la instauración en México de un régimen que definía como “comunismo anarquista”.
Flores Magón y sus compañeros canalizaron buena parte de esa prédica a través de Regeneración, un periódico de combate y doctrina que apareció por primera vez el 7 de agosto de 1900 en la ciudad de México, con la dirección de los hermanos Flores Magón y Antonio Horcaditas.
La aparición de Regeneración, que coincidió con al fundación del Partido Liberal, constituyó un importante avance cualitativo en la lucha contra Díaz. Desde las páginas del periódico se marcaron a fuego los excesos, los vicios y los desmanes del porfiriato. Se desnudó el carácter clasista de la dictadura y se atacó ferozmente a los terratenientes y empresarios que sostenían a Díaz.
Paralelamente se convocó a los campesinos y trabajadores a una lucha revolucionaria total, cuyo objetivo era la construcción de una sociedad igualitaria, basada en la propiedad común de la tierra y de todos los medios de producción.
La constitución del Partido Liberal, que dio a Regeneración una base social organizada, otorgó a las ideas magonistas una influencia decisiva a todos los niveles. Lector de Réclus, de Bakunin, de Malatesta y Kropotkin, Flores Magón delineó en las páginas del periódico las bases fundamentales que a su criterio debían sustentar a la sociedad mexicana una vez que Díaz fuese derrocado. Para él, la lucha revolucionaria debía de tender a la instauración de un régimen en el cual el poder político estuviese en manos de las clases populares y asegurarse a todos los habitantes de México la libertad económica.
Esa libertad económica se basaba, para Flores Magón, en la abolición de la propiedad privada de la tierra. La expropiación de las grandes haciendas –decía- debía realizarse en pleno proceso revolucionario, sin esperar que lo hiciera el nuevo gobierno que se instalaría una vez derrocada la dictadura:
¿Qué necesidad hay de aplazar la expropiación de la tierra para cuando se establezca un nuevo gobierno? En la presente insurrección, cuando el movimiento esté en toda su fuerza y el Partido Liberal haya logrado la preponderancia necesaria, esto es, cuando la fuerza del partido pueda garantizar el éxito de la expropiación, es cuando debe hacerse ejecutiva la toma de posesión de la tierra para el pueblo, y entonces ya no podrían ser burladas las aspiraciones de los desheredados.
Critico encarnizado de Madero, a quien acusaba de estar contra Díaz por no haber recibido de la dictadura las mismas ventajas y canonjías que otros empresarios, Flores Magón definió a través de las páginas de Regeneración una posición ideológica radicalmente distinta y esencialmente contrapuesta a las formulaciones programáticas del maderismo:
El interés de la clase rica (a la cual pertence Madero) es que la humanidad continué dividida en dos clases; el interés de la clase pobre es que termine esa división de clases y no quede más que una: la de los trabajadores, y esto solamente se conseguirá cuando los pobres tomen posesión, por medio de la fuerza, de la tierra y de la maquinaria que tienen en su poder los ricos.
Del mismo modo, Regeneración se definió categóricamente contra las elecciones y los políticos profesionales y a favor de la guerra social, que para Flores Magón iba mucho más allá de la lucha contra Díaz.
El capitalismo ríe cuando el trabajador emplea la boleta electoral para conquistar su libertad económica; pero tiembla cuando el trabajador hace pedazos, indignado, las boletas, que sólo sirven para nombrar parásitos, y empuña el rifle para arrancar resueltamente de las manos del rico el bienestar y la libertad.
Planteos de este tipo no podían formularse impunemente en el México de Díaz, y el magonismo, sufrió las consecuencias de llevar adelante esa prédica. Flores Magón y muchos de sus compañeros fueron amenazados de muerte y encarcelados en reiteradas oportunidades; las oficinas y la imprenta de Regeneración, saboteada y finalmente confiscada.
La persecución de la dictadura contra el magonismo culminó con la clausura de Regeneración el 7 de octubre de 1901, y la de varios periódicos editados posteriormente por Flores Magón y el Partido Liberal: El Demófilo, El Hijo del Ahuizote, El Padre del Ahuizote, El Nieto del Ahuizote y muchos más.
Regeneración reapareció en noviembre de 1904, en San Antonio, Texas, donde se refugió Ricardo para huir de la persecución porfirista. El largo brazo de la dictadura, no obstante, llegó también a Estados Unidos y Flores Magón y sus compañeros fueron perseguidos y encarcelados varias veces. Regeneración no encontró condiciones favorables para su publicación en casi ningún lugar de Estados Unidos, porque los impresores que accedían a editarlo eran perseguidos, amenzados y aterrorizados. Así el periódico apareció sucesivamente en San Antonio, en Los Ángeles y otra vez en San Antonio, donde se podía. En enero de 1908 dejó de editarse y volvió a circular en abril, pero en mayo su imprenta fue destruida y Regeneración desapareció hasta 1910.
En el ínterin, Flores Magón fue enviado a la cárcel varias veces y clausurada Punto Rojo, una revista que apareció en 1909 en Texas como sucesora de Regeneración. El 3 de septiembre de 1910 Regeneración se editó nuevamente en Los Ángeles, con artículos en español e inglés, pero en junio de 1911 Flores Magón fue arrastrado otra vez por la política de Estados Unidos y el periódico fue suspendido. Reapareció cuando Flores Magón, salió de la cárcel, pero en 1912 un nuevo encarcelamiento de su director hizo que el periódico se publicara irregularmente, editado por Blas Lara, hasta enero de 1914 cuando Ricardo recobró la libertad. En febrero de 1916 Flores Magón fue detenido nuevamente lo que se repitió en octubre de 1917 y en marzo de 1918. Finalmente en 1918 Flores Magón, fue condenado a 20 años de prisión y Regeneración desapareció para siempre.
Durante todo ese proceso Flores Magón recibió tentadoras ofertas del maderismo y de los gobiernos mexicanos. Se le propuso la vicepresidencia de la República, dinero, tranquilidad, honores y un retorno pacífico a México, a cambio de abandonar sus principios y su lucha. Flores Magón rechazó ese ofrecimiento y siguió su batalla enfrentando todos los riesgos, viviendo en la miseria, enfermo y constantemente perseguido. El 20 de noviembre de 1922, Flores Magón murió en una cárcel de Leavenworht, Kansas.
Hay historiadores que sostienen que fue asesinado en una presión de Kansas. No obstante hasta hoy no se ha podido probarse. Quizá, como sostienen otros biógrafos, simplemente lo dejaron morir en su celda, enfermo y sin asistencia médica adecuada.
Un documento oficial parece respaldar esta segunda hipótesis. Fue escrito en 1921, por el Procurador de Justicia, en respuesta a una carta en la que se pedía la libertad de los Flores Magón. Allí se dice:
Ciertamente Magón esta enfermo; pero todavía puede vivir unos años más y, por tanto, pagar a la justicia siquiera esos cuantos años.
Lo que Flores Magón debería de pagar a la justicia era el precio de una lucha revolucionaria indeclinable y radical, con el cual se puede discrepar pero cuyo valor histórico es imposible desconocer.

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Yo no quiero ser un tirano (Regeneración, cuarta época 1918)


Artículo de Ricardo Flores Magón
Yo no peleo por puestos públicos. He recibido insinuaciones de muchos maderistas de buena fe, pues que los hay y bastantes, para que acepte algún cargo en el llamado gobierno “provisional”, y el cargo que se me dice acepte es el de vicepresidente de la República. Ante todo debo decir, que me repugnan los Gobiernos. Estoy firmemente convencido de que no hay, ni podrá haber, un gobierno bueno. Todos son malos, llámense monarquías absolutas o repúblicas constitucionales. El gobierno es tiranía porque coarta la libre iniciativa de los individuos y solo sirve para sostener un estado social impropio para el desarrollo integral del ser humano. Los gobiernos son los guardianes de los intereses de las clases ricas y educadas, y los verdugos de los santos derechos del proletariado. No quiero, pues, ser un tirano. Soy un revolucionario y lo seré hasta que exhale el último aliento. Quiero estar siempre a lado de mis hermanos los pobres para luchar por ellos, y no a lado de los ricos ni de los políticos, que son opresores de los pobres. En las filas del pueblo trabajador soy más útil a la humanidad que sentado en un trono, rodeado de lacayos y de politicastros. Si el pueblo tuviera algún día el pésimo gusto para aclamarme para ser su gobernante, le diría: “yo no nací para verdugo. Busca otro”.
Lucho por la libertad económica de los trabajadores. Mi ideal es que el hombre llegue a poseer todo lo necesario para vivir sin tener que depender de ningún amo, y creo, como todos los liberales de buena fe lo creen, que ha llegado el momento de que los hombres de buena voluntad debemos de dar un paso hacía la verdadera libertad, arrebatando la tierra de las garras de los ricos, inclusive Madero, para entregarla al legítimo dueño de ellas: el pueblo trabajador. Conseguido de esto, el pueblo será libre. Pero no lo será si eleva a Madero, a la Presidencia de la República, porque ni Madero, ni ningún gobernante, se atreverán a dar un paso de esa naturaleza, y si lo hicieran, los ricos se levantarían en armas y una nueva revolución seguiría a la presente. En esta revolución, en la que estamos contemplando y la que tratamos de fomentar, debemos quitar la tierra a los ricos.

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Regeneración, primera editorial. (7 de agosto de 1900)

Este periódico es el producto de una convicción dolorosa. En el discurso pronunciado en la sesión solemne del 9 del pasado Marzo, al reanudarse las sesiones de la Academia Central Mexicana de Jurisprudencia y Legislación, decía sabiamente el Sr. Lic. D. Luis Méndez: «Cuando la justicia se corrompe, cuando alguna vez las causas se deciden más por consideraciones extrañas á la ley que por la ley misma, ¿que corresponderá hacer á los que ejercen la noble profesión del postulante ó a los que velan por intereses que no tienen mas garantía para su vida y desarrollo, que una honrada administración de justicia? ¿No deberíamos todos, llegado el caso, constituir en el acto un grupo firme como una muralla para resistir injustos ataques, ó vigoroso como una falange griega, para atacar injustas resistencias?».
Tal como se encuentra, con muy honrosas excepciones, la Administración de Justicia en la República, esa falange griega de que habla el ilustre abogado, se estrellaría, como se han estrellado otras muchas energías al protestar contra la venalidad de algunos funcionarios, consiguiendo tan solo persecuciones injustas ó las injustas resistencias de que habla el Sr. Méndez.
Nosotros no tenemos la pretensión de constituir una falange; pero nuestro vigor juvenil y nuestro patriotismo, nos inducen a buscar un remedio, y al efecto, señalar, denunciar todos aquellos actos de los funcionarios judiciales que no se acomoden á los preceptos de la ley escrita, para que la vergüenza pública haga con ellos la justicia que se merecen.
Habría otro remedio. Para que los intereses de los litigantes, actores ó reos, tengan una garantía, la ley señala los casos en que hay lugar a exigir responsabilidades á los jueces, pero solo una vez, parece mentira, en el reciente asunto Diez do Bonilla, se declaró haber lugar a exigir responsabilidades, aunque no se ha concluido la substanciación del procedimiento, necesitándose que la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con toda su autoridad y peso, considerase que los hechos cometidos por el Juez 1° Correccional Wistano Velázquez, ameritaban la consignación del referido juez al Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal á fin de que procediera en su contra con arreglo á derecho por los delitos de que aparecía responsable, ”como lo exigen la justicia, la conveniencia social y el prestigio de la autorida
d”.

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miércoles, diciembre 09, 2009

Los Jornaleros “somos descendientes de los Flores Magón”; Hugo Gutiérrez Vega


El propósito del siguiente trabajo trata de acercarse a una comparación entre el diario Regeneración que encabezó el periodista, escritor y doctrinario anarquista Ricardo Flores Magón fundado hace más de cien años y que desapareció poco después del triunfo de la Revolución Mexicana; con el trabajo editorial que realiza hoy en día el periódico La Jornada, quien precisamente el pasado 17 de septiembre cumplió 25 años de labor periodística; ambos rotativos de izquierda forman parte de una lucha por la libertad de expresión en una naciente democracia que se ha extendido en casi un siglo de vida.


Somos los descendientes de los Flores Magón”, asegura Hugo Gutiérrez Vega, el ensayista, poeta y miembro del consejo editorial del diario La Jornada, aclarando que parte de ese legado magonista ha sido “darle voz a las corrientes disidentes, que fue lo que hicieron los Flores Magón en su tiempo, sobre todo Ricardo”.

El oaxaqueño Ricardo Flores Magón (1873-1922), es considerado por muchos historiadores, escritores y políticos como uno de los más importantes precursores ideológicos de la Revolución Mexicana, quien fuera continuador de la lucha de Independencia y la Reforma, lanzó en 1906 un programa político y social que unificó a buena parte de personas que se oponían al régimen de Porfirio Díaz. En esa lucha destacaban sus hermanos, Jesús y Enrique, así como a otros liberales y pensadores de ese tiempo, como es el caso de Juan Sarabia, Librado Rivera, Anselmo Figueroa, Gutiérrez Lara, por mencionar algunos. Lucha que tenía como objetivo el fin de la propiedad privada, socialización de las riquezas del país y la instalación en de un sistema de gobierno al que el propio Ricardo definía como “Comunismo anarquista”.

Todos ellos canalizaron parte de esa buena prédica a través del periódico Regeneración, cuya primera edición vio la luz el 7 de agosto de 1900 en la Ciudad de México, con la dirección precisamente de Ricardo Flores Magón y Antonio Horcasitas, ambos de profesión abogados. Rotativo que de inmediato definió su ideología en sus primera editorial al definirse como luchadores incansables de la libertad de expresión.

Cuando la justicia se corrompe, cuando alguna vez las causas se deciden más por consideraciones extrañas á la ley que por la ley misma, ¿que corresponderá hacer á los que ejercen la noble profesión del postulante (abogado) ó a los que velan por intereses que no tienen más garantía para su vida y desarrollo, que una honrada administración de justicia? ¿No deberíamos todos, llegado el caso, constituir en el acto un grupo firme como una muralla para resistir injustos ataques, ó vigoroso como una falange griega, para atacar injustas resistencias?”, así aparecía el segundo párrafo de la editorial del diario Regeneración del 7 de agosto de 1900,- que hoy en día se puede encontrar en el sitio web archivomagon.net- agregando que “Nosotros no tenemos la pretensión de constituir una falange; pero nuestro vigor juvenil y nuestro patriotismo, nos inducen a buscar un remedio, y al efecto, señalar, denunciar todos aquellos actos de los funcionarios judiciales que no se acomoden á los preceptos de la ley escrita, para que la vergüenza pública haga con ellos la justicia que se merecen”.

El Proyecto Regeneración, que encabezó esencialmente Ricardo Flores Magón, curiosamente comenzó cuando se consolido el Partido Liberal Nacional (PLN) el cual el mismo periodista fundó y encabezó. Ello provocó de inmediato que la administración de Porfirio Díaz pusiera los ojos y los “dardos” en la figura del anarquista.

Tras esto, Regeneración tuvo sus altas y bajas, el periódico duro aproximadamente 18 años, se dividió prácticamente en cuatro épocas, esto debido a persecución que tuvieron por parte del régimen de Díaz Morí, obligándolos en tres ocasiones a cancelar su publicación, lo que también se convirtió en un periodismo nómada.

Una de sus características del porfiriato fueron su fragante violación de respeto a la libertad de expresión, de igualdad y justicia sobre sus gobernados, lo que años después al término de aquel movimiento social, dentro de la nueva Constitución Mexicana de 1917, se instruyó como las garantías individuales. Aunque concluyó la lucha armada, de la cual formó parte el periodista, ello no ocasionó el abandonar sus principales objetivos de Ricardo y el resto de los miembros del Partido Liberal, ya que desde las páginas de Regeneración en su cuarta época, afirmó, “Yo no peleo por puestos públicos, he recibido insinuaciones de muchos maderistas de buena fe, pues que los hay y bastantes, para que se acepte un cargo en el llamado gobierno “provisional”, y el cargo que se me dice es el vicepresidente de la República. Ante todo debo decir que me repugnan los gobiernos. Estoy firmemente convencido de que no hay, ni podrá haber, un gobierno bueno. Todos son malos, llámense monarquías absolutas o repúblicas constitucionales. El gobierno es tiranía, porque cuarta la libre iniciativa de los individuos y solo sirven para sostener un estado social impropio para el desarrollo integral del ser humano. Los gobiernos son los guardianes de los intereses de las clases ricas y educadas, y los verdugos de los santos derechos del proletariado. No quiero, pues, ser un tirano. Soy un revolucionario y lo seré hasta que exhalé el último aliento, quiero estar siempre al lado de mis hermanos los pobres y luchar por ello, y no al lado de los ricos ni de los políticos, que son opresores de los pobres”.

Flores Magón al rechazar esos ofrecimientos siguió con su lucha, enfrentando todos los riesgos, viviendo en la miseria, enfermo y constantemente perseguido por ese “gobierno” y el Norteamericano, al final murió el 20 de noviembre de 1922, en una celda en la cárcel de Leavenworht, Kansas.

En este momento La Jornada y Proceso, son las únicas dos publicaciones hechas por periodistas, ya sabe usted que la prensa está en manos de los grandes empresarios. Nosotros tenemos otro signo, somos una publicación de izquierda, pero abierta a todos las corrientes del pensamiento y nuestros maestros en mucho de los aspectos son los Flores Magón, sobre todo Ricardo”, asegura Hugo Gutiérrez Vega, ensayista, poeta, escritor y miembro fundador de La Jornada y actual director del suplemento cultural “La Jornada Semanal”, en entrevista exclusiva con este reportero al término de la Cátedra Periodismo Cultural y las letras, que lleva su nombre y la cual se impartió por primera vez en la Casa del Arte, del Centro Universitario del Sur, el pasado sábado 21 de noviembre.

La Jornada, cuya fundación fue encabezada en septiembre de 1984 por Carlos Payan Velver y actualmente lo dirige Carmen Lira Sade, este rotativo se caracteriza por su tendencia progresista, así como por ser uno de los medios informativos que mayor voz e información le dan a movimientos, partidos y organizaciones sociales en cuya base ideológica es de izquierda y anticapitalista. Así como ser el más crítico con las actuales decisiones y forma en que el actual gobierno federal conduce el país, caso específico hoy en día lo que sucede con el Partido Acción Nacional en lo que para muchos es el retroceso a un estado facista, autoritario, militar y carente de legitimidad.

El primer número de La Jornada sale de la imprenta el 19 de septiembre de 1984. Este diario, afirma su editorial de aquella fecha, “surge cuando la sociedad mexicana sufre todavía una de las peores crisis de su historia”. Entre los mayores estragos que ésta ha causado, agrega la reflexión, se encuentran “el desaliento y el cinismo, o la aceptación fatalista de que mientras dure la crisis no vale intentar la corrección de las injusticias y las insuficiencias”. Palabras que hoy, un cuarto de siglo más tarde, conservan plenamente su actualidad.

Agrega el entrevistado que, “La Jornada le da la voz a los Zapatistas, le da la voz a Andrés Manuel López Obrador y a los movimientos de disidencia, dan de alguna manera testimonio de la situación política actual del país, lo que hicieron los Flores Magón en su tiempo”.

En su primera editorial este diario, señalaba que parte de su supervivencia se encuentra en la fidelidad de su equipo editorial y de los principios fundacionales. Una de las claves más importantes de esta supervivencia, que sorprende incluso a quienes participan en la elaboración de el diario, se encuentra en la fidelidad de su equipo editorial y de sus propios fundacionales del periódico, otra es la credibilidad que se ha ganado La Jornada en amplios sectores de la sociedad, una tercera explicación es que este rotativo sigue siendo necesario para la persistencia y empeoramiento de rezagos políticos, económicos y sociales que ya estaban presentes en el México de los años 80 del siglo pasado, y que aun cuarto de siglo de distancia, hacen pensar que las cosas no han cambiado tanto como lo asumen en automático el grupo en el poder y sus productores de discurso.

-¿Cree usted qué ese Magonismo pueda resurgir en otras publicaciones periodísticas similares en México?, se le preguntó al entrevistado, quien afirmó que “sí puede ser posible” ya que; “Estamos viviendo uno de los mementos más difíciles de la historia del país y que lo que nos puede sacar adelante es un movimiento social que cambie radicalmente el modelo de nación. Lo acaba de decir el rector de la UNAM (José Narro), que no es precisamente una anarquista, sino que es un hombre de centro, que dice que es necesario refundar la república. Y recordará usted que los Flores Magón hablaban también de la refundación de la República”.

Muchas son las características que hacen de esos periódicos, y en especial de “Regeneración,” unas de las publicaciones más relevantes y controvertidas dentro de la prensa mexicana, y no sólo de comienzos del siglo XX.

Vale la pena destacar, entre esas características, su trayectoria política: la que va del oposicionísmo jurídico-político al régimen dictatorial de Porfirio Díaz en México a su inserción en la red libertaria internacional en el momento del auge revolucionario mundial de las segunda década del siglo XX. Por su parte La Jornada, sigue persistente, en primer lugar, porque sigue siendo necesaria su crítica incómoda y cuestionadora de consensos generados de manera artificial desde el poder político y económico, su existencia sigue siendo un contrapeso casi único a la uniformación de la información, al exceso de poder sin testigos, a la restaurada red de complicidades y encubrimientos que sigue por desgracia y se asemeja cada vez más al régimen porfirista, solo que en esta ocasión es entre las grandes empresas transnacionales con gobiernos que carecen cada vez más de legitimidad.

Para el maestro Hugo Gutiérrez Vega, a un año de cumplirse el centenario de la Revolución Mexicana la manera de rendirles homenaje a los Flores Magón y ese verdadero periodismo libre de censura y progresista es “leyéndolos y conocer la firmeza con que defendieron sus ideales y su forman en que trataron de cambiar la fisonomía del país. Esa es la mejor manera de recordarlos”.


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