91 años: El icono incomodo
En los últimos días de mayo de 2006, de cara a las elecciones presidenciales de ese año, en el auditorio Che Guevara de la facultad de filosofía y letras de la UNAM, se celebraba una asamblea de miembros adherentes a La Otra Campaña del EZLN. Mientras se debatía cual sería la postura del movimiento ante el proceso electoral en puerta, una voz al fondo grito: “Es un honor estar con Obrador”, esto con llevo a crispar los ánimos de distintos miembros de colectivos, organizaciones y agrupaciones de izquierda ahí presentes, las rechiflas entre lopezobradoristas y miembros del frente zapatista se hicieron más agudas, cuando todo estuvo a punto de salirse de control, una voz al fondo del auditorio grito: “¡Zapata vive, la lucha sigue!”, rápidamente muchos más se sumaron ese tono, hasta que llegó el grado de que todos, anarkopunks, indígenas, del Partido Comunista, skinhead, rash, obreros, trabajadoras sexuales, estudiantes, trabajadores del campo y demás individuos, se unieron al mismo tono. El icono rebelde del caudillo del sur, aplacó a las izquierdas y se deliberó en dicha asamblea que votarás o no votarás, te organizaras.
¿En qué momento de nuestra historia, el qué era tachado como un bandolero, se ha convertido en el icono y ha unificado diversas luchas anti sistémicas en el campo y la ciudad, y más allá de nuestras fronteras? ¿Cuándo fue el día en que el mal nombrado Atila del sur, pasó a ser un héroe nacional incomodo por los actuales gobierno? ¿Qué hizo Emiliano, para ocupar un espacio en ese cielo divino que compuso José de Molina: “Che, Zapata y Jaramillo”? ¿Cuándo el “nuevo” PRI, mal llamado socialdemócrata, se desprendió, corrompió y golpeo a Zapata ¿Quién tiznados es el qué tiene el Copyright de Zapata, par usarlo como icono rebelde?
El pasado sábado 10 de abril se cumplen 91 años del asesinato del hombre que llegó a la Ciudad de México y no la tomó, qué posó frente a las cámaras de los diario nacionales a principios del siglo pasado, con el objetivo de desprestigiarlo y lo hicieron más popular; del personaje que primero levantó en armas a más de 2 mil 500 hombres y posteriormente a todo un estado y que hoy en día más de un millón de calles, avenidas y calzadas del todo el país llevan su nombre.
Samuel Brunk, uno de los mejores biógrafos de Zapata –autor del libro Emiliano Zapata: Revolution and Betrayal in Mexico-, (sólo por debajo de Womack), afirma que una de las razones esenciales para que se desprendiera la historia oficial al culto popular, se debe a “los recuerdos que la gente conserva de Emiliano, se dan por hecho como productos naturales de la simples culturas campesinas”. En parte se puede tratar de que los recuerdos positivos que se dieron sobre el Caudillo del Sur, fue en su tierra natal, Morelos, ya que precisamente su caída como general, fue a traición, por 58 mil pesos que Carranza entregó a Guajardo por matar a Zapata en la hacienda de Chinameca, “fue un mártir más de esa revolución”. Otro factor que pudo obligar Zapata, irse más hacía el lado de los suyos, fue que desde Álvaro Obregón, hasta Salinas de Gortari, los gobiernos emanados del partido de la revolución, se apropiaron no sólo de su discurso en los actos oficiales donde recordaban su muerte, sino también de su esencia rebelde y hasta cierto grado innovadora, para legitimarse ante sus gobernados. Se dice que fue el movimiento ferrocarrilero de 1950, el que coadyuvó para que Zapata se trasladará a la ciudad, entre cada vez más de distorsionaba la clase política y llegaba a su máxima degradación esa “familia revolucionaria”, Zapata, se convertía en un icono de las clases desprotegidas y grupos vulnerables organizados. Para Samuel Brunk, el hecho de que Zapata llegará a convertirse en un icono de luchas globales anti sistémicas tuvo lugar la noche del 1 de enero de 1994 en el sureste mexicano, cuando un grupo de indígenas armados le declararon la guerra al gobierno neoliberal con el nombre de Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), la internet como su principal arma de los indígenas alzados, de inmediato traslado a Emiliano Zapata a todo globo, el lema de •”Tierra y libertad”, fue una representatividad de esa mexicanidad ideológica en su esporádica entrada a la mundialización.
Emiliano Zapata, ha estado en Europa, afuera de los foros del G7, ha ido a Bolivia, a Venezuela, el icono rebelde, es cada vez más incomodo para personajes de la talla de Felipe Calderón, es tan incomodo como San Salvador Atenco lo es para Peña Nieto, como los matrimonios gay en el DF lo son para Emilio González Márquez y como para el PRD es el EZLN –en eso de la izquierda geniuna- (sea el de AMLO o de los Chuchos), aunque en ocasiones el grito de “¡Zapata vive y la lucha sigue!”, los logra unificar o al menos coincidir e estos dos en algún momento. Tal vez en el tono de decibeles y el lugar donde se lanza ese grito de protesta se ubica el copyright del general Zapata. ¡Hasta siempre general, el icono incomodo para el estado, el icono rebelde para los disidentes, el icono de izquierda para los rojos o que medio se asemejan al tono.
¿En qué momento de nuestra historia, el qué era tachado como un bandolero, se ha convertido en el icono y ha unificado diversas luchas anti sistémicas en el campo y la ciudad, y más allá de nuestras fronteras? ¿Cuándo fue el día en que el mal nombrado Atila del sur, pasó a ser un héroe nacional incomodo por los actuales gobierno? ¿Qué hizo Emiliano, para ocupar un espacio en ese cielo divino que compuso José de Molina: “Che, Zapata y Jaramillo”? ¿Cuándo el “nuevo” PRI, mal llamado socialdemócrata, se desprendió, corrompió y golpeo a Zapata ¿Quién tiznados es el qué tiene el Copyright de Zapata, par usarlo como icono rebelde?
El pasado sábado 10 de abril se cumplen 91 años del asesinato del hombre que llegó a la Ciudad de México y no la tomó, qué posó frente a las cámaras de los diario nacionales a principios del siglo pasado, con el objetivo de desprestigiarlo y lo hicieron más popular; del personaje que primero levantó en armas a más de 2 mil 500 hombres y posteriormente a todo un estado y que hoy en día más de un millón de calles, avenidas y calzadas del todo el país llevan su nombre.
Samuel Brunk, uno de los mejores biógrafos de Zapata –autor del libro Emiliano Zapata: Revolution and Betrayal in Mexico-, (sólo por debajo de Womack), afirma que una de las razones esenciales para que se desprendiera la historia oficial al culto popular, se debe a “los recuerdos que la gente conserva de Emiliano, se dan por hecho como productos naturales de la simples culturas campesinas”. En parte se puede tratar de que los recuerdos positivos que se dieron sobre el Caudillo del Sur, fue en su tierra natal, Morelos, ya que precisamente su caída como general, fue a traición, por 58 mil pesos que Carranza entregó a Guajardo por matar a Zapata en la hacienda de Chinameca, “fue un mártir más de esa revolución”. Otro factor que pudo obligar Zapata, irse más hacía el lado de los suyos, fue que desde Álvaro Obregón, hasta Salinas de Gortari, los gobiernos emanados del partido de la revolución, se apropiaron no sólo de su discurso en los actos oficiales donde recordaban su muerte, sino también de su esencia rebelde y hasta cierto grado innovadora, para legitimarse ante sus gobernados. Se dice que fue el movimiento ferrocarrilero de 1950, el que coadyuvó para que Zapata se trasladará a la ciudad, entre cada vez más de distorsionaba la clase política y llegaba a su máxima degradación esa “familia revolucionaria”, Zapata, se convertía en un icono de las clases desprotegidas y grupos vulnerables organizados. Para Samuel Brunk, el hecho de que Zapata llegará a convertirse en un icono de luchas globales anti sistémicas tuvo lugar la noche del 1 de enero de 1994 en el sureste mexicano, cuando un grupo de indígenas armados le declararon la guerra al gobierno neoliberal con el nombre de Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), la internet como su principal arma de los indígenas alzados, de inmediato traslado a Emiliano Zapata a todo globo, el lema de •”Tierra y libertad”, fue una representatividad de esa mexicanidad ideológica en su esporádica entrada a la mundialización.
Emiliano Zapata, ha estado en Europa, afuera de los foros del G7, ha ido a Bolivia, a Venezuela, el icono rebelde, es cada vez más incomodo para personajes de la talla de Felipe Calderón, es tan incomodo como San Salvador Atenco lo es para Peña Nieto, como los matrimonios gay en el DF lo son para Emilio González Márquez y como para el PRD es el EZLN –en eso de la izquierda geniuna- (sea el de AMLO o de los Chuchos), aunque en ocasiones el grito de “¡Zapata vive y la lucha sigue!”, los logra unificar o al menos coincidir e estos dos en algún momento. Tal vez en el tono de decibeles y el lugar donde se lanza ese grito de protesta se ubica el copyright del general Zapata. ¡Hasta siempre general, el icono incomodo para el estado, el icono rebelde para los disidentes, el icono de izquierda para los rojos o que medio se asemejan al tono.
1 comentarios:
ya era hora que escribieras, esta bueno el artículo, saludos y viva Francisco Villa, que por cierto no lo mencionas. zas, saludos, por acá nos vemos.
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